jueves, 23 de agosto de 2012

Reivindicación de la Sociología

"En términos intelectuales, bien puede ser ésta la hora de la sociología global considerada como un programa académico sensible tanto a la variedad y a las limitaciones como a la conectividad, que se distancia del dogmatismo político. Hace medio siglo ingresé en la Universidad de Lund, Suecia, con la idea de estudiar ciencia política y economía, pero en el proceso aprendí que la sociología era un enfoque más científico, que bien puede reflejar las circunstancias locales más que una verdad universal. Más tarde, en los Países Bajos, ocupé una cátedra de Ciencia Política; la economía política ha ocupado un lugar importante para mí, aunque mis escritores académicos favoritos han sido en su mayoría los historiadores, modelos de erudición y estilo. No obstante, creo que la sociología ofrece la mejor perspectiva desde la que comprender el mundo en su totalidad, el pasado y el presente juntos. Está abierta a diferentes experiencias y disciplinas, es en sí misma pluralista, está impulsada por una curiosidad ilimitada y no paradigmática y por la ambición de conectar todas las evidencias y experiencias humanas posibles".

Göran Therborn, El mundo. Una guía para principiantes, Alianza Editorial, Madrid 2012 

Un libro interesante escrito -como dice el propio Therborn- por un "ciudadano-académico", que ofrece pautas para la elaboración de un marco de análisis global de dinámicas y procesos que están configurando nuestra época.

viernes, 3 de agosto de 2012

La dimensión política del tiempo


Acabo de recibir el texto que recoge las ponencias y mesas redondas del VI Congreso nacional para Racionalizar los Horarios, que se celebró en Donostia-San Sebastián los días 15 y 16 de noviembre de 2011. Yo quise hablar sobre la dimensión política del tiempo. El texto que preparé para la ocasión finalizaba así:

"El tiempo es dinero, claro que sí; pero el tiempo es también y sobre todo solidaridad, cultura, amistad, paternidad y maternidad, política, amor, humor… El tiempo es vida, en suma, en todas sus dimensiones y con toda su complejidad.

Desde una perspectiva social el reto al que nos enfrentamos no es el de encontrar maneras diferentes de microgestionar el tiempo de trabajo, sino de reorganizar el conjunto del ciclo vital. Eso significa tomarse muy en serio las desigualdades de tiempo, tanto las socioeconómicas como las que tienen que ver con el género, ese gran discriminador de todos los tiempos sociales (no sólo del tiempo productivo, también y muy especialmente del tiempo reproductivo). Eso significa asumir también que, puesto que ninguna organización del tiempo es natural, siempre habrá perdedores y ganadores en cualquier nueva temporalización de nuestras sociedades.
No nos llevemos a engaño: la guerrilla por la ocupación del tiempo continúa abierta. Nuestra obligación es afrontarla con las herramientas de la política democrática, que son el diálogo y la comprensión; y con el objetivo de convertir el tiempo social no en un factor más de discriminación –con ciudadanas y ciudadanos ricos en tiempo de calidad, con capacidad para comprar el tiempo de otras y de otros- sino en un factor de construcción de una sociedad no sólo más eficiente y productiva, sino mejor".

Mi intervención, junto con el conjunto de intervenciones de aquellos días, puede encontrarse aquí.