En la página web de la Asociación Vasca de Sociología y Ciencia Política puede encontrarse una amplia información relativa al Congreso.
EL DIARIO NORTE se ha interesado por el Congreso, y hoy publica una pequeña referencia al mismo.
También el periódico DEIA publica hoy una entrevista más amplia. A ambos diarios, así como a las distintas emisoras de radio que se están haciendo eco del Congreso, muchas gracias.
IMANOL ZUBERO SOCIÓLOGO (UPV/EHU)
"La cuestión es frenar esta tendencia de la economía a desvincularse del resto de procesos sociales y políticos"
Revisita a Berger: “que la historia no sea una pirámide de sacrificio donde para que a algunas personas nos vaya bien a otras, que son mayoría, les tenga que ir muy mal”
J. FERNÁNDEZ - Lunes, 14 de Julio de 2014
BILBAO - Más de un centenar de investigadores sociales, entre los que se cuenta Imanol Zubero (Alonsotegi, 1961) analizarán durante hoy y mañana en Sarriko las causas, condiciones, salidas y posibilidades de esta multidimensional crisis.
¿Cuál es la función de las Ciencias Sociales en todo este entramado de dramas, conflictos y nuevos escenarios creados por la crisis?
-Más que de función, porque nadie nos lo ha solicitado, yo hablaría de cuál es la capacidad o el potencial de las Ciencias Sociales en este escenario. Las Ciencias Sociales tienen la posibilidad de hacer dos cosas muy necesarias: pueden contar, pero también pueden narrar la crisis.
Contar y narrar...
-Pueden contar la crisis; es decir, investigar y dar a conocer las dimensiones más objetivas de la crisis: qué consecuencias tiene, a quiénes afecta más, cómo transforma las vidas de las personas afectadas, quiénes salen beneficiados y quiénes perjudicados. Y hacerlo desde una perspectiva científica, justificando sus afirmaciones. Esto es muy importante ya que no siempre escuchamos argumentos, y en particular el mundo de la política y el de la economía se ha llenado últimamente de conceptos y discursos vacíos de contenido.
¿Por ejemplo?
-‘Comienzo de la recuperación’, ‘brotes verdes’, ‘desaceleración de la pérdida de empleo’, etc. Hay que dejarse de eufemismos y contar lo que pasa de manera argumentada. Pero no basta con esto.
No basta.
-También es necesario presentar una narrativa que dé sentido a lo que ahora está pasando. La crisis actual presenta características propias, pero no deja de ser parte de un proceso de transformación del capitalismo que se inició en los años ochenta, con la neoliberalización y la financiarización del mundo.
El capitalismo ha sobrevivido a anteriores crisis ¿todavía hay motivos para ser optimistas y creer en que es posible alcanzar un nuevo modelo más justo, sostenible,...?
-Ya hemos conocido un capitalismo más humano; aquel que predominó en Europa, sobre todo, pero también en Estados Unidos, entre 1950 y 1980 y que denominamos Estado de Bienestar. Se trató de un momento histórico en el que la economía estaba incrustada en los sistemas sociales. No como ahora que funciona de manera tan autónoma que se ha vuelto en contra de las sociedades y de los gobiernos.
¿Y entonces?
-La cuestión fundamental en estos momentos es frenar, primero, y revertir, después, esta tendencia de la economía a desvincularse del resto de procesos sociales, políticos y ecológicos que constituyen a una sociedad. El famoso economista Keynes escribió en 1930 que sería estupendo que los economistas fueran simplemente personas modestas y competentes como los dentistas. De eso se trata, de volver a hacer de la economía una herramienta al servicio de la sociedad.
En esta tesitura ¿qué es más factible? ¿un desarrollo alternativo o una alternativa al desarrollo?
-Tenemos que ser capaces de presentar otro modelo de vida buena que no exija el sacrificio de tantas personas empobrecidas a las que desposeemos de sus oportunidades vitales, pero tampoco el de las futuras generaciones.
Si la ciudadanía hubiera plantado cara desde un principio a esta crisis multidimensional e intergeneracional ¿el presente sería distinto? 15M, Gamonal más recientemente, apuntan hacia esa dirección...
-Es verdad que el movimiento del 15M y, en general, la ola de indignación que se inició en 2010 y que se extendió por todo el mundo ha sido un fenómeno novedoso y espectacular. Pero no sería correcto pensar que antes de eso no ha existido protesta social. Lo importante es acertar en cada momento histórico con las luchas más importantes, y saber organizar la protesta social para ser fuertes no sólo en la calle, sino también en las instituciones.
¿Los activistas sociales son tan necesarios como los emprendedores?
-Sin duda. Creo que hemos olvidado que el mercado es una parte fundamental de la ciudad, pero de ninguna manera es la ciudad entera. Los procesos económicos son fundamentales, y en sociedades complejas como la nuestra estos procesos se vuelven también crecientemente complejos. Esto quiere decir que necesitamos personas que sean capaces de introducir inteligencia en esos procesos, para aumentar su eficiencia y su valor. Pero además de esta dimensión económica, las personas tenemos también una dimensión biológica y también una dimensión social. Las y los activistas sociales son expertos en estas otras dimensiones.
¿Y los medios de comunicación? ¿qué papel juegan en este tránsito hacia un nuevo modelo social?
-Fundamental. Son la ventana a través de la cual la mayoría de las personas seguimos asomándonos a la realidad. Es verdad que existen otros medios no convencionales, pero los medios de comunicación de masas siguen cumpliendo la función, no sólo de mostrarnos la realidad, sino también de explicarla, de interpretarla. Los medios están jugando un papel muy importante como cronistas de las consecuencias de la crisis sobre la vida cotidiana de las personas. Frente a los grandes datos, las vidas concretas, con cara y nombre propio. Pero los medios también pueden ir más allá de este relato concreto, para no quedarse en la anécdota, y ayudar a construir una imagen más general de la situación.
Los gobiernos ponen en más valor las encuestas que esas historias de penurias, de falta de equidad...
-Es que cada una de esas historias es una enmienda a la totalidad contra el ilusionismo que, muchas veces, forma parte de la actividad política institucional. También es normal, ya que nadie con responsabilidad política quiere estar todo el día contando malas noticias. Lo que más enfada a las personas que sufren la crisis es que quienes deberían representarlas no sean sensibles a sus sufrimientos, no ya que no los compartan, cosa que deberían hacer, sino que ni siquiera los den importancia.