José Ignacio Ruiz Olabuénaga
IMPULSOR DE LA FACULTAD DE SOCIOLOGÍA DE DEUSTO
Héroe de la sociología
Manu Castilla
BILBAO – Una tarde inolvidable, hace unos meses, asistí a un acto de homenaje a José IgnacioRuiz Olabuénaga en la Universidad de Deusto. Inolvidable por la empatía con el maestro, la diversidad de recuerdos,
las sucesión de intervenciones entusiastas, emocionadas. Llegó la hora de su intervención y no falló, nos volvió a dar otra lección magistral. Su voz débil,
su dicción pausada,
no restó un ápice de fuerza a sus ideas,
a sus proyectos y propuestas. Otra vez el más joven, otra vez innovador, mirando
con curiosidad al futuro, sugiriendo nuevos campos de investigación social.
Le escuchamos extasiados, cada cual rememorando sus clases magistrales, sus conferencias, sus recomendaciones de libros o de revistas o de películas o de exposiciones… Era una persona
de cultura clásica, un erudito,
apasionado de la vida social y la sociología.
CONTAGIO DE VOCACIONES Fundó la Facultad en la Universidad de Deusto, puso en marcha el Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno vasco, participó en la Asociación de Sociología y fue capaz de contagiar su vocación,
su pasión por una ciencia con la que trataba de ofrecer
respuestas a todas las preguntas.
Olabuénaga siempre en vanguardia, joven espíritu creativo, motivando y movilizando, sugiriendo y proponiendo. Todo le interesaba del todo. Le recuerdo con sus primeras revistas de estilos de vida y valores, buscando indicadores. Le recuerdo con las sábanas
inmensas de los cruces de variables, escudriñando la participación y los comportamientos políticos.
Le recuerdo investigando el deporte rural vasco y su vínculo con el trabajo;
la moda como “dictadura de la libertad”, la “juventud nómada”; la inmigración y el tercer sector; el euskera y la cultura
vasca; la vida en los barrios,
la organización en la empresa o los hábitos
de consumo de los medios. Nos conducía
a la investigación cuantitativa, era inconformista, no le valía la “descripción”, teníamos
que sintetizar, concluir
y recomendar. Cuando ya nos tenía convencidos viraba, ahora era la investigación cualitativa, la entrevista, el grupo de discusión; hoy su libro es todavía una referencia, está vigente
y es una guía útil.Persona sencilla, clara, con una capacidad impresionante para sintetizar una realidad en una imagen, en una frase, en una idea. Lector incansable y escritor prolijo; artesano e intuitivo; crítico siempre constructivo y, sobre todo, apasionado, arrollador, motivador, sugerente… Un sociólogo vocacional, integral e íntegro, a quien nada le era ajeno. Destaco también su honestidad intelectual: Manu, me dijo, tantos años investigando la violencia, tantos años reflexionando, pensando, imaginando, y que jamás imagináramos que ETA iba a acabar así…
José Ignacio era una persona familiar y de familia, de Bilbao y de Zarautz, de Tolosa con su querida Marisol y, sobre todo, de su paraíso en Orduña, referencia permanente.
Falleció el día del derbi, estaría satisfecho con el empate, él que fue socio de su Athletic y de la Real, que acudía a Atocha y San Mamés, que contemplaba el fútbol como deporte, como espectáculo, como vínculo social, también como materia de estudio.
Vuelvo al homenaje y a la inolvidable intervención de su hija Johana. Ella niña, veía llegar a jóvenes sociólogos a su casa, entraban al despacho de su aita con caras preocupadas, “rostros de sociólogo” serio y trascendente y, al salir… todos contentos y sonrientes, con semblante entusiasta y de ilusión. Johana no sabía qué pasaba allí dentro, no entendía qué hacía su aita para que se produjera aquella transformación. Para ella José Ignacio era “un héroe” y es verdad, lo era, te lo podemos confirmar, nos transformaba con su entusiasmo y vitalidad, sus ideas y propuestas
Este es nuestro inolvidable recuerdo del héroe de la sociología José Ignacio Ruiz Olabuénaga. Goian bego. ●
El autor es sociólogo. Director del Gabinete de Estudios del Gobierno vasco
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