lunes, 24 de octubre de 2011

Entrevista con Michael Burawoy, presidente de la ISA

El Mundo, sábado 22 de octubre de 2011, pp. 32-33

MICHAEL BURAWOY

LUGAR DE NACIMIENTO: Manchester / EDAD: 64 años / FORMACIÓN: Doctor en Sociología por la Universidad de Chicago / OCUPACIÓN: Presidente de la Asociación Sociológica Internacional / AFICIONES: El fútbol. Fan incondicional del Manchester United / SUEÑO: Una comunidad influyente de sociólogos de todo el mundo

«Ni EEUU puede regular el mercado, sólo una crisis medioambiental nos hará reaccionar»

PABLO RODRÍGUEZ SUANZES

Michael Burawoy es marxista y no se fía de los mercados ni de los economistas. Este bri­tánico, amable y de risa fácil y contagiosa, es­tudió matemáticas, antropología y sociología en Europa, África y EEUU, y hoy, además de enseñar en la Universidad de Berkeley, bas­tión histórico de la izquierda, preside la Aso­ciación Sociológica Internacional. Está moles­to porque cree que los sociólogos tienen mu­cho que aportar pero ni hablan ni se les pregunta. Afirma que la sociedad está siendo destruida ante nuestros ojos por un capitalis­mo que, con cada crisis, y cuando parece que por fin va a caer, se regenera y renace más fuerte que nunca. Y ante ello sólo ve una sali­da: una alianza global de sus enemigos para ponerle correas.

Pregunta.- Crisis, paro, indignados, Occupy Wall Street, Primavera Árabe... no es mal mo­mento para ser sociólogo.
Respuesta.- El mundo va mal. Sigue abru­mado por la ola de mercantüización que em­pezó en los años 70, la que está asociada a Thatchery Reagan. Muchos pensábamos que habría una revolución. En 2008, cuando esta­lló la crisis, esperábamos algún tipo de movi­miento que contuviera el capitalismo financie­ro, estábamos seguros de que llegaría. Pero no ocurrió, y el sistema es más fuerte todavía. Estamos ante la mercantüización de todo. No hay nada que quede fuera del proceso.
P- ¿Por eso hay protestas e indignación?
R.- Lo interesante de las protestas es que no tienen que ver con la explotación de los trabajadores, sino con la exclusión. Hoy en día, hasta la explotación es un privilegio. Mu­cha gente trata de conseguir un trabajo, un sueldo seguro, pero cada vez es más difícil. Por eso hay indignados en España, disturbios en Inglaterra o Primavera Árabe en Oriente Próximo. Son jóvenes excluidos del trabajo o, hablando de forma más general, de sus me­dios de subsistencia. En Europa protestan por la falta de trabajo, en la India hay luchas por la tierra, por la propiedad o el agua. Y lo mis­mo sucede en América Latina.
P- Si la situación es tan dramática, ¿no son respuestas muy débiles?
R.- Hablamos mucho de globalización, pe­ro en cada país las respuestas han sido espe­cíficas, nacionales. Los indignados españoles son muy diferentes a los que protestaron en el Reino Unido. Los indignados reflejan una ex­traordinaria emancipación política, una ma­durez de democracia participativa. En Ingla­terra, los disturbios fueron el resultado de 30 o 40 años de destrucción de la sociedad civil. Hay pocas alternativas, pocas asociaciones. Fue un evento espontáneo, muy diferente a lo ocurrido en España.
P- ¿Culpa del Estado o de un mal Estado?
R.-Lo que hacen los mercados, como decía Margaret Thatcher, es insistir es que no exis­te eso que llamamos sociedad, algo de lo que los sociólogos todavía nos reímos. La tesis es que sólo hay individuos, átomos, mercados. En los 80 se acabó con los movimientos sindi­cales, algo que ha sido devastador. Y ahora el Gobierno conservador británico quiere re­construirlo. Lo llaman Gran Sociedad, inten­tando crear una sociedad civil que tome par­te de las responsabilidades del Estado.
P- Edificada de arriba a abajo.
R.- Exacto, por lo que tiene muy poca ener­gía propia. La historia de España o de Améri­ca Latina, con luchas contra el fascismo y el autoritarismo, es diferente. En EEUU la iz­quierda pensó que sería capaz de contener a la banca, que habría esa revolución contra el sector financiero y de alguna manera se pro­fundizaría en el Estado del Bienestar. Todo el mundo comparaba a Obama con Roosevelt. Pero no pasó y no tengo nada claro que vaya a pasar. El capitalismo financiero es extrema­damente fuerte y opera, a diferencia de los años 30, de forma global. Los estados, hoy en día, no pueden hacer frente a esta situación.
P.- ¿Cree que es un juego de suma cero?
R.- Parece claro que está siendo así ¿no? El capitalismo industrial, el del mundo keynesiano de los 50 y 60, no era de suma cero porque el capital hizo concesiones. Pero hoy, las con­cesiones logradas entonces se han revertido, y son los trabajadores los que se las hacen al capital para mantener sus puestos. Hay una coordinación perversa entre el capital finan­ciero y las clases dominantes.
P- ¿Quién marca la agenda?
R.- La sociedad civil está siendo amenaza­da por los mercados, por los estados y por la colaboración entre ambos para destruir la so­ciedad civil de muchas maneras. A los soció­logos les falta experiencia a la hora de traba­jar e influir en la esfera pública, pero los eco­nomistas, en cambio, saben hacerlo muy bien. Desde la Segunda Guerra Mundial, pero so­bre todo desde los años 70, se han convertido en la profesión dominante.
P- ¿Por qué no hay una voz clara enfrente?
R.- El marco teórico de los economistas, el neoclásico, es monolítico, y para oponerte a él y ser escuchado necesitas tener un Nobel, como Stiglitz o Krugman. Los sociólogos tienen un marco más plural y más formas de pensar en el mundo. Por eso no se ponen, no nos po­nemos, de acuerdo. Los sociólogos tenemos un marco teórico que nos permite entender con precisión la destrucción de la vida de mucha gente y cómo la humanidad responde a los impulsos destructivos actuales.
R- ¿A qué nivel?
R.-Ante el auge del mercado, en 1930 hu­bo diferentes respuestas, representadas por el New Deal en EEUU, la democracia social, el fascismo y el estalinismo. La colectivización y la planificación fueron una respuesta a la emergencia de los mercados en la URSS en los años 20. El Estado siempre ha peleado pa­ra regular al mercado. En el siglo XIX las lu­chas fueron más locales, con sindicatos y mo­vimientos sociales. Hoy el movimiento no puede ser local, no puede ser nacional, sino que tiene que ser global. Tenemos que cons­truir una sociedad civil global que haga fren­te al funcionamiento de los mercados, y es realmente difícil. Los movimientos que hay están fragmentados. En mi opinión los soció­logos no deberíamos estar sólo estudiando lo que pasa, sino construyendo una comunidad global que conecte lo que está pasando.
P- Tradicionalmente ese ha sido el rol de la izquierda, al menos de la internacionalista
R.- La izquierda ha desaparecido de la po­lítica y de la sociedad tras 40 años de mercantilización. Yo soy marxista y el marxismo ha fracasado también. Mucha gente pensó que el fin de la URSS era el fin del marxismo, pero en realidad fue su liberación. Cuando florece el capitalismo, el marxismo debería florecer también. Frantz Fanón, teórico de la revolu­ción en el Tercer Mundo, habló, en el contex­to del colonialismo, de la clase trabajadora y de la revolución de los desposeídos. Sus ideas se pueden aplicar al poscolonialismo de for­ma mucho más extensa. Tenemos que pensar hoy en la división entre los explotados y los excluidos.
P- ¿El marxismo es de verdad una respues­ta? ¿No está obsoleto su marco?
R.- Tiene que volver a ser restaurado aca­démicamente, y lo será. Mientras haya capi­talismo habrá marxismo. ¿De qué tipo? Antes he hablado de Fanón. Podría haberlo hecho de un geógrafo británico llamado David Harvey, que habla de la desposesión y el capitalis­mo financiero. Hace falta un marxismo que reconozca el movimiento y el poder del capi­talismo de las últimas décadas. Y que entien­da lo que pasa en China. Sin un marco teóri­co no creo que sea posible unir todas las pro­testas que están surgiendo. Necesitamos la teoría para actuar en la práctica. Creo que por eso es importante el papel de la universidad. Tenemos que cambiar la forma de pensar.
P- ¿Es optimista?
R.- Cuando Obama fue elegido, pensamos: ahora sí, es el momento de la reacción. Yo di charlas aquel noviembre diciendo que no te­nía alternativa, que tendría que regular. Pero claro que las tema. En realidad, el Gobierno de EEUU no tiene la capacidad para regular el capitalismo financiero. Visto lo visto, al final habrá que esperar a una crisis medioambien­tal para ver una verdadera reacción. Es triste tener que esperar a que lleguen las crisis me­dioambientales, pero es el capitalismo que te­nemos. La gente no se da cuenta de la codicia y el poder destructivo del capitalismo en sus vidas.
P- ¿Destructivo? ¿No recuerda los efectos sobre el medioambiente de la URSS?
R.- Sí, totalmente cierto. Pero aun así, tene­mos que encontrar una alternativa a lo que te­nemos hoy. Hay que llevar más allá la imagi­nación para buscar soluciones y alternativas de futuro, alternativas para el capitalismo. La URSS fue una, lo que prueba que hay alterna­tivas al fin de la Historia. Tampoco imaginaba nadie que fuera a llegar la Primavera Árabe, pero llegó. Nuestra responsabilidad, la mía co­mo sociólogo, es pensar en esas alternativas. Partiendo de la base de que el capitalismo es malo para todo el mundo.
P.- ¿No hay nada bueno en los mercados?
R.- Queremos mercados, pero hay que re­gularlos. Y pensar en el futuro, no en el pasa­do, abandonar la retórica del pasado, el discurso del fin del capitalismo y su colapso. Los marxistas solían pensar, citando a Lenin, en el imperialismo como la fase superior del capi­talismo. Pero eso ha resultado ser una estupi­dez. El imperialismo fue un vehículo a través del cual se creó una nueva forma de capitalis­mo, increíblemente dinámico. Que por un la­do innovaba y por otro destruía. Por eso hay que pensar en microinstituciones y las alter­nativas que abren. Formas democráticas de participar en la regulación de nuestras vidas. Algo que desafíe el rol dominante de los mer­cados. Cosas como Wikipedia, un gran ejemplo de autoorganización. Tenemos que buscar alternativas en todo el mundo. Y pronto, porque la sociedad se está destruyendo.
P- Los números dicen que, con capitalismo, hay menos pobres en lugares como China.
R.- El mundo no está mal. Está peor. Está entrando en una crisis más profunda que nunca antes. El capitalismo desregulado no ayuda a reducir el número de pobres, sino que genera desposesión y explotación. Y la desposesión intensifica la explotación. Si comparamos Rusia y China vemos las dife­rencias. Rusia dijo: todo lo del pasado es ma­lo, olvidémoslo. Destruye el pasado, que ven­gan los mercados, y el resultado ha sido la de­vastación de la sociedad y una increíble polarización entre ricos y pobres, además de decadencia económica. En China ha ocurrido todo lo contrario, porque entendieron que ha­cen falta instituciones que regulen los merca­dos. China incubó los mercados dentro del marco regulatorio del Estado, un modelo mu­cho más exitoso.
P- ¿En serio China es un modelo?
R.- Los economistas dicen que con la ex­pansión del capitalismo a todo el mundo le irá mejor. Pero no hay ningún indicador que diga que eso siga siendo así. Lo era en el periodo keynesiano, pero desde los 70 más gente se ha visto empujada a la pobreza, la explotación y la desposesión. Hay excepciones, claro, siem­pre las hay. En China, con el capitalismo de Estado, la gran duda es si será capaz de con­tener el poder de los mercados. Hasta ahora lo ha hecho de forma muy inteligente. Hacien­do concesiones y siendo muy flexible. Sabe lo­calizar los puntos de tensión, los desafíos que surgirán.
P-Y un poderoso ejército listo para actuar si las concesiones no bastan...
R.- Cuanto más estudio lo que ocurre en China, más me impresiona su flexibilidad y cómo concede cierta autonomía a las provin­cias. Es probablemente mejor vivir en China que vivir en Egipto o en Túnez antes de las protestas. Desde el punto de vista de la socie­dad civil no encuentro particularmente intere­sante EEUU, no es el sitio. China sí.

domingo, 12 de junio de 2011

Semprún, clandestinidad y sociología

Hemingway no quería periodistas en su entorno. Domingo me había presentado bajo uno de mis falsos apellidos de la clandestinidad: Larrea. Me hubiera gustado explicarle a Hemingway por qué había elegido ese nombre falso. Era bastante literario, le habría divertido. Pero no podía decirle que era un nombre falso, desde luego. Domingo había dicho que yo era sociólogo, que estaba preparando las oposiciones a una cátedra en la universidad de Madrid.
Pero no debía tener aires de sociólogo, o tal vez Hemingway desconfiara tanto de los sociólogos como de los periodistas. En todo caso, no parecía tranquilizarle que fuera sociólogo. Me miraba con aire circunspecto. Hasta el momento en que le hice reir recordándole la definición de sociología de José Bergamín: "Una ciencia vaga sin domicilio reconocido".



Jorge Semprún, Federico Sánchez se despide de ustedes, Tusquets, 1993

jueves, 5 de mayo de 2011

El trabajo del sociólogo no es insignificante

"El trabajo del sociólogo no es insignificante. Naturalmente, es desesperante cuando se ve que las ideas más alocadas tienen las mayores oportunidades de existir tres días en la televisión cuando el que las transmite tiene cierto éxito y no introduce ningún tipo de matiz. Pero, a fuerza de perseverancia, la sociología termina por introducir algo así como un principio de realidad en los debates sociales, aunque sólo sea en la medida en que recuerda que no todo es reductible a la vida política y a las 'leyes' de la economía".

(François Dubet, La experiencia sociológica, Gedisa, 2011)

jueves, 14 de abril de 2011

Nach mola

Por cierto: no sabía que Nach es licenciado en Sociología.
Acaso esto explique la orientación y composición de muchos de sus temas...

miércoles, 30 de marzo de 2011

Papeles del CEIC

Nuevo número de la revista electrónica Papeles del CEIC.

  • Juan Manuel Robles y Stefano De Marco, Universidad Complutense de Madrid: La participación digital y el comportamiento político de los usuarios de internet. Un acercamiento descriptivo a la ideología de los internautas.

  • Maria Albert Rodrigo y Gil-Manuel Hernàndez i Martí, Universitat de València: La identidad en lucha. Iniciativas civiles culturales ante el conflicto identitario valenciano.

  • Helena Béjar, Universidad Complutense de Madrid: Códigos de conducta, argumentos y valores en la literatura de consejos.

  • Jean-Christopque Demers, École des Hautes Études en Sciences Sociales y Université d'Ottawa: Pour une typologie de l’expérience backpacker.

  • Ricardo Fraiman y Marcelo Rossal, Universidad de Buenos Aires y Universidad de la República: Políticas de ciudadanía y relaciones de vecinazgo en un barrio de Montevideo.

  • Mª Carmen Peñaranda, Anna Vitores, Luz Mª Martínez, Juan Muñoz Justicia, Lupicinio Íñiguez-Rueda, Universitat Autònoma de Barcelona: El acceso público a las tecnologías de la información y la comunicación: el lugar de los locutorios en los procesos migratorios.

  • Revisión Crítica#10 por Juan Manuel Iranzo: Wuthnow, Robert (2010). Be very afraid. The cultural response to terror, pandemics, environmental devastation, nuclear annihilation, and other threats. Princeton: Princeton University Press.

lunes, 14 de febrero de 2011

La empresa de análisis Sigma Dos suspende pagos

Sigma Dos, la primera empresa española independiente de investigación de mercados y de opinión pública, ha presentado concurso de acreedores en el Juzgado Mercantil número 5 de Madrid. Fuentes de la compañía han confirmado este proceso, debido a la "crisis generalizada del mercado en el que trabajan", aunque han añadido que su intención es la de superar esta etapa, reconducir el proceso y seguir operando con la misma calidad en sus estudios, hecho que les hizo ganar la calificación ISO 9001. La compañía también había abordado recientemente un expediente de regulación de empleo (ERE).
La empresa, creada en el año 1982 y que preside Carlos Malo de Molina, ya se acogió al preconcurso el pasado septiembre pero, al no poder reconducir su situación, el 30 de enero presentó el concurso de acreedores en el juzgado.
Fuentes de la empresa no han querido informar de la cifra del pasivo que se recoge en el expediente de suspensión de pagos, aunque han añadido que se trata de una cifra modesta por la dimensión de la compañía. Asimismo, han precisado que la suspensión de pagos solo se refiere a Sigma Dos España y queda al margen Sigma Dos Internacional, que tiene presencia en Portugal y otros 16 países latinoamericanos. La compañía es de capital íntegramente español, miembro de exclusivo de Gallup Internacional en España y socio fundador del CIMA (Consorcio Iberoamericano de Empresas de Marketing). Sigma Dos ha realizado en sus casi 30 años de existencia estudios de impacto y de opinión pública para instituciones públicas, instituciones y asociaciones privadas y medios de comunicación, tanto de prensa como de radio y televisión.
Pérdidas
En el apartado de estudios de opinión pública divide su trabajo en tres áreas: macroencuestas de electores de intención de voto, barómetros sociopolíticos y estudios relámpago sobre acontecimientos concretos. En el segmento de estudios sectoriales ha trabajado para casi todos ellos y para las primeras compañías de alimentación, transportes, telecomunicaciones y financiero.
Según los datos del Registro Mercantil de Madrid a cierre de 2009, el activo de la compañía ascendía a 5,4 millones de euros y las pérdidas del ejercicio eran de 123.113 euros. En esas cuentas, las deudas de la empresa de investigación de mercados ascendía a 2,13 millones al cierre de 2009.

Fuente: EL PAÍS

sábado, 29 de enero de 2011

Durkheim mola


Este graffiti se encuentra en una de las puertas de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea