Pues de deseos hablamos, sí, tanto o más que de necesidades.
Si aquel famoso culebrón mejicano nos enseñó que los ricos también lloran, resulta que el reino de Bután mide su progreso y bienestar recurriendo al Gross National Happiness o Felicidad Interna Bruta (FIB).
Hay un Centre for Bhutan Studies, una Conferencia Internacional sobre la Felicidad Interna Bruta con abundantes y diversas contribuciones, un Índice de Felicidad Mundial, un documental, unos cuantos videos...
Ahora, apelando a una revolución estadística para "salir de la religión de la cifra", el siempre sorprendente Nicolas Sarkozy -por cierto, tampoco el patriotismo parece traer la felicidad- ha impulsado una Comisión sobre la medida del rendimiento económico y del progreso social, bajo la dirección de Joseph Stiglitz, Amartya Sen y Jean-Paul Fitoussi, con el fin de encontrar una nueva medida del crecimiento que tenga más en cuenta el bienestar de la población que el viejo PIB.
Hay tema.
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