Su enorme curiosidad -y capacidad de reflexión- sobre las más diversas cuestiones queda clara con la lectura de su Diario. Por sus páginas transitan Lipovetsky, Merton, Giddens, Simmel, Dubet, Foucault, Gauchet, Beck, Boltanski, Walzer y muchos otros, a los que recurre para reflexionar sobre las más diversas temáticas -la democracia representativa, la sociedad multicultural, la gobernanza, la sanidad pública, la educación, la ciudad, por supuesto-, todas ellas observadas desde la perspectiva de la hipermodernidad, que en su caracterización se asemeja en lo fundamental al concepto de modernidad reflexiva.
El libro ofrece un valor añadido: fue escrito mientras el autor se enfrentaba a un cáncer de riñón, del que falleció el pasado 8 de junio. La enfermedad y la posibilidad de la muerte, presentes a lo largo de todo el libro, le sirven a Ascher para hacer un excepcional ejercicio de distanciamiento sociológico que, sin embargo, nos acerca emocionalmente no sólo a las temáticas que aborda, sino, sobre todo, a todas esas personas queridas -su esposa, sus hijas, sus amigos- con quienes dialoga en este diario.
Me lo apunto, Imanol
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