sábado, 19 de septiembre de 2009

Diario de un hipermoderno

He leído el libro de François Ascher, Diario de un hipermoderno (Alianza, 2009). Ascher es un sociólogo francés del que en castellano sólo se ha traducido alguno de sus trabajos sobre sociología urbana. En este campo resulta de gran interés su concepto de Metápolis. Pero Ascher es, como se ha dicho acertadamente, mucho más que un sociólogo urbano.
Su enorme curiosidad -y capacidad de reflexión- sobre las más diversas cuestiones queda clara con la lectura de su Diario. Por sus páginas transitan Lipovetsky, Merton, Giddens, Simmel, Dubet, Foucault, Gauchet, Beck, Boltanski, Walzer y muchos otros, a los que recurre para reflexionar sobre las más diversas temáticas -la democracia representativa, la sociedad multicultural, la gobernanza, la sanidad pública, la educación, la ciudad, por supuesto-, todas ellas observadas desde la perspectiva de la hipermodernidad, que en su caracterización se asemeja en lo fundamental al concepto de modernidad reflexiva.
El libro ofrece un valor añadido: fue escrito mientras el autor se enfrentaba a un cáncer de riñón, del que falleció el pasado 8 de junio. La enfermedad y la posibilidad de la muerte, presentes a lo largo de todo el libro, le sirven a Ascher para hacer un excepcional ejercicio de distanciamiento sociológico que, sin embargo, nos acerca emocionalmente no sólo a las temáticas que aborda, sino, sobre todo, a todas esas personas queridas -su esposa, sus hijas, sus amigos- con quienes dialoga en este diario.

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